«nuestra vida emendada, y de actos tan meritorios, pornemos la longanimidad de·la perseuerancia: la qual assentaremos como canto en·la boca de nuestras cogitaciones: porque en·ellas no entre suziedad de pecado. E por·ende no sin profundo juyzio plugo al eterno Jesu ser sepultado en·el monumento del justo Joseph: por demostrar que no reposa ni recibe holgança el glorioso señor: saluo en·las consciencias y almas de·los»