«verdadera y intima caridad, que haze propio suyo lo que es ajeno. y por·ende con·la entrañable caridad que tuuo nuestro redemptor y maestro Jesu a·la saluacion de todas las almas, las incorporo sacramentalmente en·la suya: en·la qual y con·la qual al tiempo de·la general redempcion las puso todas en manos del padre. Primero como dize Ludolpho, llamo el eterno Jesu, heli, heli: y ahora llama:»