«en lugar d·el virgen, quedasses por fijo vos de·la virgen. Dexen ya de marauillar se, los que de pescador rustico tan supitamente os vieron tan esclarescido doctor: conosciendo que la boca de aquel artifice sobirano, que pudo perdonar los pecados, y hazer os fijo de·la reyna del cielo, pudo formar con vuestros virginales beços, aquellas tan altas, y diuinas palabras de·la santissima Trinidad que trascenden todo saber»