«el reyno, parayso, y el cielo. E dignamente (como scriue Ludolpho) pues confessaua por Dios, viendo·le morir humanamente consigo, aquel que viendo le hazer por virtud diuina tan marauillosos miraglos, sus mesmos discipulos le renegauan. Volo pues el piadoso ladron para el cielo: porque para conuersion y penitencia nos siruiesse su enxemplo. y como scriue Jeronimo, por el merescimiento de·la cruz y la fe, plugo al eterno Jesu recibir·»