«de·la majestad tan dulcemente perdonar, y con tanto feruor intercedir por pueblo tan furioso? Desseara el pecador digno mas de tormento y de·la pena de infierno, que de ser perdonado: exigir, o pedir recompensa de injuria: oyendo el glorioso Jesu por su redempcion tan vergonçosa y despiadadamente enclauado en·la cruz, remitir sus injurias: y oluidando el dolor de tan excessiua passion perdonar a·los homicidas? Tenemos delante el»