«a ti doblo mis ruegos, en tu coraçon misericordioso rey mio desseo yo respirar con todo mi pensamiento, y con toda mi alma: en·la qual no solo te demostraste piadoso perdonador, mas ahun eficacissimo intercessor y escusador muy gracioso: ca no hablas con juez que no se inclina por ruegos, mas falagando con nombre de padre al mesmo que te engendro quasi concluyendo demostraste ninguna cosa deuer se negar a»