«quales dexaremos de dezir otra vez, por euitar prolixidad: pues estan tan vezinas para poder se leer. Saluo me queda persuadir a qualquier deuoto christiano, que recogiendo sus sanctas operaciones, en·el merescimiento de·la fixion de aquesta mano segunda, lo atribuezca todo al don de·la sauieza diuina: suplicando·le deuotissimamente y humilde que repare nuestros defectos: como lo escriue el glorioso Augustino. Qualquier cosa que de mi me fallesce:»