«la carne me apremia: con la memoria de·las mesmas llagas, me leuanto muy esforçado. Si siento que el diablo me arma assechanças: en ellas hallo el reparo. En·ellas mismas amato qualquier ardor de concupiscencia desordenada. y tengo por cosa muy cierta que en todas mis aduersidades y angustias, no hallo remedio de tanta eficacia: como el recuerdo de·las llagas de mi redemptor y maestro: con·las quales duermo»