«dignamente contemplar el espanto, dolor, y penalidad, que çufria el piadoso redemptor y maestro en·las heridas de·los rigorosos martillos? y en·el rasgar y atrauessar de sus delicados miembros y sacratissimos? O quan penosa cosa era para sentir, y mas para ver·la sus amigos y seruidores. O quan llena de muerte era para la desconsolada madre de vnico fijo: sabiendo ser dios y hombre? O con quantos lloros»