«de damnacion tan acerbissima? O piadoso señor siendo yo la causa, ha sido tuyo el dolor? lo que peco el sieruo, ahora lo paga el señor? y el justo paga los yerros del pecador? O marauilloso Dios, hasta donde desciende tu humildad? hasta donde tu obediencia: por la qual obedeciste hasta la muerte: y lo que es lleno de mayor verguença y dolor: hasta la de·la cruz? Quien podria, o»