«suplico te muy glorioso señor que enclaues todos mis pensamientos carnales en tu amor y temor: de tal suerte que ayuntado, y añyudado con·la obseruancia de tus mandamientos diuinos, me tengas para siempre contigo enclauado en·la cruz: pues con·el padre y con·el Spiritu sancto biues y reynas para siempre jamas, y sin fin.§ Nuestro redemptor y maestro Jhesu no solo tuuo por bien de ser estendido y»