«de vuestro precioso euangelio: que razon dareys de no hauer osado morir con vuestro maestro? O vergonçosa verguença de·los apostoles, avergonçados por el esfuerço de vna mujer y madre de vnico fijo: por·que siquiera con lagrimas solas no acompañauades la madre y el fijo, por render les el postrimer oficio de caridad? O gloriosas vosotras Marias, y vos Madalena con todas las otras mujeres, que tuuistes esfuerço de hombres.»