«le desnudar para vestir le de sangre. O gloriosa virgen, quan sola quedastes vos en tan mortales afruentas. O quan desconsolada estaua vuestra alma viendo tan cercana la muerte de vuestro fijo vnigenito. Por cierto Pedro aqui estuuierades vos bien con vuestro cuchillo: y si vos escusays que vos defendio vuestro maestro el herir conĀ·el y el matar, cierto es que no os defendio de recoger vuestros hermanos, para aconsolar»