«tan duro ahun que nasciera en Egipto, que no ministrara a·los ojos fuentes de lagrimas copiosas, para llorar, lo que nunca jamas se podria dignamente llorar. Quien se osaria llamar christiano, si viendo la manzillada madre del redemptor en punto de muerte, viendo desnudar a su fijo precioso para la cruz: no deseasse mas morir que llorar? O crueldad acerbissima, en cuyo respecto qualquier otra crueldad podria ser llamada misericordia,»