«frio quedar tu delicada persona? O quien pudiera ser tan digno que participara entonces de tus dolores? o quien tan bienauenturado que contigo pudiera morir? Mas no lo çufrio tu complida misericordia, la qual sola determino de pagar nuestras deudas, y de morir por nuestras erradas. Empues que ya el rey de·los reyes tuuo sus propios vestidos: pusieron·le encima los hombros la cruz, para que con mayor pena y»