«podria concebir pensamiento humano ninguno, la crueldad con que tan despiadadamente, de vn golpe je·le quitaron. O señor misericordioso, y quantos pedaços de tu cuero y carne preciosa leuo consigo la ropa? O quan escozida pudo con·el frio quedar tu delicada persona? O quien pudiera ser tan digno que participara entonces de tus dolores? o quien tan bienauenturado que contigo pudiera morir? Mas no lo çufrio tu complida misericordia,»