«encima de ti, porque nos siruiesse por estandarte de tu gloriosa victoria: esfuerça señor de tal biuez mi flaqueza, que renegando todo lo mundano y transitorio juntamente comigo, con·ella puesta en·los hombros hasta render el alma en tus manos, te confiesse siempre y te siga: pues con·el padre etcetera.§ Empues que el misericordioso Jesu fue condemnado por tan pestifera y criminosa sentencia: los caualleros y ministros del presidente,»