«no matar el hijo de Dios. E mientra anduuieron aquestas disputas entre Pilato y ellos: siempre estuuo el glorioso Jesu defuera con todos los denuestos y menosprecios, sin jamas murmurar: por cumplir lo que estaua profetado, que como oueja nunca abrio su boca para hablar. Entrando otra vez Pilato enĀ·el pretorio: pregunto al glorioso Jesu. Di me de donde eres tu? O question profundissima y marauillosa: la qual pregunto, por»