«mas imitar necessariamente y biuir a su enxemplo los hombres. Sea tan bien maldicion a ti, o vanidad de·los hombres y de·las mugeres, que atauian sus cabeças y rostros llenos de confusion, de ornamentos superfluos y locos, y sus personas de diuersidad de vanagloria y de pompas: no parando mientes que tal anda vuestro redemptor por vuestra salud: vestido de confusion: coronado de spinas: y tan sangriento y herido,»