«y nescia se enxalçan y se desconoçen viendo aquella diuina y preciosissima cabeça coronada de corona de tanta pena y miseria, tan humillada y despecta: la qual no solamente deuen temer los angeles: mas imitar necessariamente y biuir a su enxemplo los hombres. Sea tan bien maldicion a ti, o vanidad de·los hombres y de·las mugeres, que atauian sus cabeças y rostros llenos de confusion, de ornamentos superfluos y»