«y sanar te de·la pestilencia de tu soberbia: por lo qual le plugo de mostrar·se por espejo de tan crescida humildad. Por·ende maldicion, y doblada maldicion sea ad·aquellos que menosprecian el exemplar de tan excessiua humildad, y desaprouechadamente y nescia se enxalçan y se desconoçen viendo aquella diuina y preciosissima cabeça coronada de corona de tanta pena y miseria, tan humillada y despecta: la qual no solamente»