«hermoso. Consideremos: o hermanos carissimos con exquisita diligencia: y sintamos por compassion los dolores extremos que el glorioso redemptor sentia por nuestros pecados: y sigamos le por su enxemplo: disciplinando algunas vezes aquesta nuestra carne soberbia, llorando y diziendo. Adonde vas, o buen Jhesu desnudo, tu que acostumbras de vestir y consolar los desnudos? Como consientes de estar atado, tu que acostumbras desatar los encarçerados: y librar los dolientes y demoniacos?»