«ver el señor de·la majestad ser tratado de tal manera por los fijos de iniquidad: y que su cuerpo tan candidissimo, fuesse todo rubricado con su preciosissima sangre: por aparejar para todo el humano gentio, tan eficaçe y salutifero lauatorio: que fuesse precio sin cuento para nos redemir: y remedio muy desseado de nuestros pecados. O poderoso padre y eterno, con quan crescida caridad dexaste tu hijo vnigenito, huerto de·»