«señal muy insigne de tu sobreabundantissima piedad. O quanto deue la alma deuota del verdadero christiano en·este passo botar y sacudir de si el sueño y torpeza. y reboluer piadosamente en su piensa, quan desapiadadamente los principes de·los sacerdotes y los escriuanos en toda aquella noche fatigaron con diuersos tormentos la delicada persona de nuestro maestro Jesu. y en·el hilo de la media noche yendo a sus posadas»