«vuestra damnacion, la muchedumbre de·los oprobios que hizistes al que vino por vos fazer saluos. por·ende no requirays por escarnio y por burla, la respuesta de su boca sanctissima. Y tu piadoso Jesu, dexa de responder a·los blasfemadores: porque con tu silencio hallen su tormento doblado: para que quede de tu callar para todo el mundo enxemplo muy virtuoso de pasciencia: y señal muy insigne de tu sobreabundantissima»