«venerabilissimo rostro: otorga me señor gracia para que la ymagen de tu preciosissima faz sea por mi para mientre viuiere con tanta reuerencia acatada que jamas reciba ofensa alguna por iniquidad y malicia de mis sceleratissimas manos: pues con·el padre y con·el Spiritu sancto biues y reynas para siempre jamas, y sin fin.§ Notando muy deuota y atentissimamente, quan maliciosamente y desordenada, como arriba diximos, algunos de aquella scelerada»