«en·esta vida presente con escarnios y sacrilegas manos afligen y persiguen los justos y sanctos varones: como nos da d·ellos complido testigo la auctoridad de aquel sancto Job que arriba escriuimos. Quartamente escupen llanamente y muy conoscida el rostro de nuestro maestro Jesu: aquellos que el sancto sacramento de·la eucaristia reciben indignamente: porque es mas cierto, que los que con no limpia consciencia reciben el precioso cuerpo de»