«nosotros en carne, como lo reza Augustino. Terceramente escupen y ensuzian el rostro del hijo de Dios, como escriue Gregorio aquellos que en·esta vida presente con escarnios y sacrilegas manos afligen y persiguen los justos y sanctos varones: como nos da d·ellos complido testigo la auctoridad de aquel sancto Job que arriba escriuimos. Quartamente escupen llanamente y muy conoscida el rostro de nuestro maestro Jesu: aquellos que el sancto»