«maltratado, por lo qual no le tuuimos en ninguna reputacion: mas puede se pregonar por muy verdadero, que fue el, el que leuo nuestros dolores, y çufrio todos nuestros trabajos. Deuemos por·ende nosotros con estudiosa diligencia guardar, que no escupamos con·los judios el sacratissimo rostro del saluador de nuestra salud. lo que puede acahescer al christiano en muchas maneras. La primera, como scriue Jeronimo, aquel escupe y ensuzia el»