«entonces se cumplio lo que staua ya profetado por el mesmo Ysayas. Ningun buen parescer ni hermosura hauia enĀ·el: vimos le y no le podimos juzgar: tuuimos le en reputacion de lebroso, y como llagado y humillado por Dios. E es cosa muy cierta que el fue herido por nuestras maldades, e muy maltratado por nuestros pecados. y tenia el rostro quasi escondido de muy maltratado, por lo qual no»