«que scopir en·el rostro, mayormente en aquel speciosissimo y diuino, lleno de gracia y de salud para quantos le catan: en·el qual dessean los angeles de continuo mirar·se? O ciega inuidia: o malauenturados judios, que no tuuieron temor de manzillar tan delicado y esclarecido rostro: y ensuziar·lo no solamente con spurcissimas y senzillas saliuas: mas ahun emboluiendo las con infinitos denuestos y injuriosas palabras. y tanto fue»