«todas estas calumpnias y falsos testigos, nunca el saluador de todo el mundo respondio, como reza el sagrado euangelio: y la razon d·ello fue (como escriue el glorioso Augustino) porque no merescen respuesta las mentiras, quando son muy conoscidas. y porque allende de aquesto conoscia el buen Jesu, la animosa malicia de·los sacerdotes, los quales nunca recibieran la verdadera escusacion de·la falsedad. Onde dize Ambrosio: a·los esforçados»