«Estando nuestro redemptor y maestro Jesu delante Cayphas: los principes de·los sacerdotes y todo el consejo, no podiendo hallar contra el algun verdadero testigo, por proueer a su confusion y verguença: con prometimientos y subornaciones procurauan de hauer falsos testigos, y no los fallauan: ca tanta era (como escriue Ludolpho) la sanctidad de su vida y de su doctrina, que nadi no se hallaua en·el pueblo que no le»