«se salio luego defuera. Sigamos pues, o almas llenas de deuocion y de fe, en nuestra penitencia el orden que Pedro tuuo en·la suya. ca primero canto el gallo: despues le miro el señor: terceramente començo de llorar: y finalmente saliendo dehuera, lloro amargosamente su culpa. E por semejante, como escriue Gregorio, canta hoy por nosotros el gallo: quando el predicador con el pregon de·la sagrada doctrina euangelica, despierta»