«que entro Pedro en·el, y ende renego su redemptor y maestro. Que hiziera si viuiera en·el de continuo? Cierto es que nunca llorara, ni se repintiera: pues para se repentir y llorar, como reza el sagrado euangelio, se salio luego defuera. Sigamos pues, o almas llenas de deuocion y de fe, en nuestra penitencia el orden que Pedro tuuo en·la suya. ca primero canto el gallo: despues le»