«tu madre desconsolada ante que mueras: y pues ya no quiero la vida, despide la tu con tu rostro y tu vista. E acabando la misericordiosa señora su peticion y su habla, como los reprouados iniquos ministros no otorgassen spacio al piadoso Jesu: de aconsolar y responder a·la madre, bueltos en·ella los ojos de su jmmensa misericordia y clemencia, con rostro mas benigno y humilde, que alegre: la saludo.»