«las aves atropeladas: que si en medio d·ellas improuisamente echamos alguna piedra, muy derramadas por inciertos caminos andan por el ayre volando. Assi aquella triste compaña, atinando alguna vez al son criminoso de·las trompetas: y a·los apellidos de·la muchedumbre de·la gente que salia por las calles, a ver tan nueua justicia: llego al encuentro de dos calles, donde ya el regozijo de·la gente se adelantaua:»