«assi entrando por su solitario retrahimiento aquella embaxada de gente tan triste, notificando con·el gesto y los ojos del dolor excessiuo que consigo trahia: puestos de rodillas ante ella: començando las nueuas de su intollerable tormento, mas con bozes turbadas y lastimeras, que con razones que orden de consuelo truxiessen, dixieron. Si en tiempo ninguno, o virgen y madre de nuestro consuelo, la muerte puede remediar los affanes: la tuya»