«el qual jamas terna remedio ni fin. O tristes y por·que no acortamos algun poquito la largura de nuestros vestidos: porque siquiera de·lo superfluo pudiessemos vestir algun Juan? Averguencen·se los juezes y testigos de nuestros tiempos: los quales, o por humano amor, o temor, o desordenada cobdicia, o por alguna maliciosa y diabolica temptacion, o por qualquier passion, o afecion corrupta desmamparan y huyen de·la verdad y»