«ofrecer se al peligro cierto, con·la paciencia dudosa. Mas podrias preguntar, o alma deuota, por·que los judios irados no prendieron todos los apostoles, y mayormente a Pedro, el qual tan injuriosamente les hauia descalabrado aquel sieruo del principe de·los sacerdotes? Digo que no les detuuo su desordenado apetito, aparejado siempre para mal obrar: mas como diximos arriba, no lo consintio la diuina bondad: porque no se perdiesse ninguno»