«por tu confusion, y por nuestra salud plugo al eterno Jesu ser atado por ti: porque sintiesses tu por ello el dolor de su ira: y nosotros el dulçor de su caridad: la qual nos anuda con·el, sin poder nos jamas desatar. y aquesta nuestra atadura y señal tan segura de su caridad, fue muy bien segurada, por aquella cuerda vermeja, que aquella mala mujer Raab tenia atada a·la»