«cautamente y discreta. Y a·menos d·esto porque era de costumbre entr·ellos, que qualquier que era digno de muerte, le presentauan atado delante el juez. Lo tercero por el misterio que señalaua su atadura: porque conuenia que fuesse por nosotros atado, el que nos deuia librar del infierno: donde stauamos todos por nuestros pecados atados. E assi como Adam comiendo el fruto que le hauia Dios defendido, cometio furto,»