«manos sacrilegas y llenas de crueldad: y prendieron·le. Contempla, o alma deuota, quan penosa cosa es a quienquier ver se sin libertad: no solamente teniendo catiua la condicion: ca es sieruo de quien le catiua: mas ahun hauiendo perdido la libertad del obrar a su voluntad, no podiendo hazer lo que quiere a su aluedrio. Quanto mas sin comparacion la presion del señor de·los cielos y tierra pudo ser»