«vengança de sus ofensas. Conuenia pues que el repartidor de·las gracias enseñasse por su enxemplo a·los fieles christianos de ser pascientes: y los instruyesse con mas esfuerço a çufrir: que incitar los a temerariamente vengar·se. Defiende el buen Jesu la defension de·las armas a sus discipulos, por muchas razones. La primera porque no presuman de pelear con·ellas los clerigos, cuyas armas, segun Ambrosio, son las lagrimas»