«Jesu, quando en·el juyzio final estara irado contra los malos: quando hablando tan dulçes palabras con·los judios no las pudieron oyr ni çufrir. Onde dando bozes el glorioso Augustino de la virtud tan escondida y diuina, dezia. Donde esta ahora el ayuntamiento de·los caualleros, y de·los ministros de·los principes y phariseos? Donde esta aquel tan espantoso terror de sus armas? Vna sola voz del que dixo»