«señor: venga sobre ti la muerte, y desciende viuo al infierno. Segundamente fue ofendido de personas despectas y viles: como fueron aquellos nuncios y sieruos de·los pontifices y sacerdotes, los quales por todo el discurso de su sagrada passion le fizieron infinitos denuestos, escupiendo y hiriendo aquel su tan venerabilissimo y precioso rostro: la qual cosa çufrir de personas tan dejectas: se estima por muy graue y penosa. Terceramente fue»