«llamo maestro ad·aquel de quien el no se precio de ser discipulo. besaua le como caudillo: y vendia le como enemigo. mostraua le señales de seruidor, y condenaua le como culpado. vno mostraua su rostro, y otro ordenaua la voluntad. O humildad mas que humana, no negar el beso al ordenador de su muerte. no negar el nombre de amigo: al que tan vil y minimo precio le tenia vendido.»