«redemir de damnacion eternal, por ver si el amor de·la honrra te retruxiera, de·lo que no te retrahia el diuino temor: haziendo caudillo de ti: començo en ti sus servicios? Mas tu cruel, obstinado, arpia auarienta, tan ciego estauas de pozoñosa cobdicia: que no consentiste en tu alma maldita lugar a·la sangre preciosa de Christo, para te librar de·la muerte. ya eras todo Sathanas, y Sathanas todo»