«que dize Augustino, que el sudor de nuestro maestro Jesu ante de su sagrada passion, fecho como gotas de sangre: demuestra la verdad de su carne. Mas que de su precioso costado, siendo ya muerto emanassen contra natura verdadera sangre y verdadera agua: aquesto testiguaua que su glorioso cuerpo empues de ser muerto, deuia biuir: y que su muerte nos hauia de dar para siempre la vida. Onde comunmente fallamos scripto,»