«consideramos que no podemos passar el discurso de·la vida presente sin pecar: y ahun lo que se nos antoja digno de alabança en nuestro viuir, no es sin culpa, si somos juzgados sin piedad: meritamente y condigna somos puestos en agonia. La tercera cosa que se deue notar es, que fue fecho su sudor assi como gotas de sangre que caya en·la tierra. E en aqueste passo se podria»